Fotos: Sofia Castillo
Con algo más de media entrada en los tendidos, buen clima, y con el corte de cinco orejas, y la salida a hombros por la Puerta Grande de "Jesulín de Ubrique" y Miguel Ángel Perera, se saldó la segunda corrida, cuarta del abono de la Feria del Señor de los Milagros, celebrada ayer en la Plaza de Toros de Acho. Cerrando la terna debutó Ángel Teruel sin mayor trascendencia.
Se lidiaron seis toros de la ganadería mexicana de Fernando de la Mora, desiguales en presentación, pero que dieron facilidades a los espadas, exceptó el lidiado en quinto lugar. Todos fueron sosos, sin transmisión y justitos de fuerzas. Pero tuvieron nobleza, de esa de los que van y vienen, sin la casta, bravura y fiereza de los que emocionan. Por ello, sólo recibieron un puyazo, y su balance en el arrastre fue desfavorable.
El presidente de plaza César Genaro Gallo Gelsi, que presidió la corrida con fotochet en el pecho, y que es un identificado aficionado perteneciente al Tendido 10, tuvo un desafortunado debut. Sobretodo por su exagerada y benevolente concesión de los trofeos. Hizó caso a las peticiones ruidosas, pero no mayoritarias. Confundiendo la Plaza de Acho, que es de primera categoría, con cualquier plaza de tercera del mundo. Fue pifiado por excederse en la premiación en el cuarto y quinto toro. Hay que recordarle al amigo del Tendido 10, que los trofeos se conceden atendiendo a la petición mayoritaria de los espectadores que deben hacerlo agitando pañuelos, y no por sus destemplados gritos.
Jesús Janeiro "Jesulín de Ubrique" en la tarde de su despedida de los ruedos en el Perú, dió un curso magistral de lo que es saber torear bien y con capacidad. Al primero le realizó una faena seria y sin concesiones. Adelantó siempre la muleta hacia la cara del toro. La dejo en posición al final de cada muletazo, incluso al rematar las tandas que dió por ambos lados. Ligo unos muletazos con otros, gracias a esa técnica que, además de ser básica para torear bien, es efectiva y espectacular. Por lo que no importó que la estocada cayera algo desprendida para otorgarselé una oreja a ley. En el segundo, como al primero, tuvo el mérito de someterlo y meterlo en la muleta, embarcando correctamente las embestidas, Vuelve a dejar estocada desprendida, y lo que pudo ser una merecida oreja, se convirtieron en dos, de esas inmerecidas y de las que las mayorias no solicitaron, excediendo el límite de la generosidad de la despistada autoridad, por lo que fueron protestadas. No quedandole al torero más recurso que ofrecerlas a los tendidos de sombra. Pero este hecho, culpa exclusivamente de la autoridad, no fue obstáculo para disfrutar de un "Jesulín" crecido y soberbio como corresponde a una figura del toreo, y así fue despedido al término de la corrida.
Miguel Ángel Perera estuvo muy torero toda la tarde y aprovechó todas las condiciones de su lote. Su faena al primero tuvo ligazón, temple, despaciosidad y largura. Llevando siempre la muleta muy baja y rematando con los mandones de pecho, haciendo que la labor vaya a más y disfrutar de su verdadera dimensión torera. Despues de un pinchazo y estocada trasera se le concede una oreja. En el segundo ejecuto una faena para el buen aficionado. Por las pocas posibilidades de su oponente hecho mano al tremendismo, con pases cambiados en el centro del ruedo y péndulos que encandilaron a los epectadores. No obstante estuvo muy firme y valiente, arrancando los pases en las cercanías de los pitones y sin inmutarse. Escucha un aviso, por excederse en el tiempo reglamentario. Mata de estocada caída y, otra vez por obra y gracia de la generosa autoridad, se le otorga una oreja, de esas que nadie espera. Si la oreja de su primero fue justificada, la de este segundo no tiene razón, ni perdón. En descargo de Perera tenemos que decir que si sigue toreando como toreo ayer, no tendrá ninguna dificultad para mantenerse entre las nuevas figuras del toreo.
Ángel Teruel paso desapercibido por el albero bajopontino, sin justificar su presencia en el cartel, ni en la Feria. Su labor en el lote que le correspondió en suerte no tuvo mayor trascendencia, por lo que fue silenciado en uno y pitado en otro. En su primero no llego a centarse con su enemigo. Anduvo sin encontrarle el sitio, ni los terrenos al toro que fue el mejor de la tarde. En el que cerró plaza estuvo más empeñoso, pero sin llegar a imponerse. Le faltó temple y profundidad. En ambos no estuvo afortunado con los aceros y pinchó repetidas veces. No cuenta, aún, con el bagaje y los recursos necesarios para empresas mayores. Quizás lo consiga, más adelante, cuando cuente con mayor oficio y experiencia.
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