Ayer se celebró el segundo festejo taurino mixto en la localidad de Lachaqui (Canta), en homenaje a la Virgen del Carmen, con una terna de diestros nacionales, resultando triunfador Antonio Campos, tras cortar dos orejas.
En la plaza portátil "La Macarena", que lució llena, se lidiaron dos astados de La Laguna (3° y 5°), uno de Chuqizongo (1°), uno de San Alejandro (4°) y uno de la Región (2°), desiguales en presentación y juego.
Aquilino Olazabal poco pudo hacer ante un ejemplar anunciado como de "Chuquizongo", que evidenció estar toreado. Al iniciar su faena de muleta fue cogido aparatosamente, sin consecuencias que lamentar. Pinchó a la hora de matar y se guardó silencio.
Manolo Huamán pechó con el astado de la Región, que también dió muestras de estar toreado con anterioridad. Pero el torero consiguió meritoria labor con la muleta. Lo mató de certera estocada y se le premió con una oreja. En el segundo de su lote, manso y peligroso, se limitó a prepararlo para la muerte. Silencio.
Antonio Campos se lució con la muleta en faena variada, enfrentando a una res que se fue a más después de ser banderillado, toreando para el público. Mata de estocada entera y le conceden las dos orejas. En el segundo que le correspondió estuvo voluntarioso ante un ejemplar que se revolvía pronto por ambos lados. Mata al tercer intento, siendo ovacionado.
En la plaza portátil "La Macarena", que lució llena, se lidiaron dos astados de La Laguna (3° y 5°), uno de Chuqizongo (1°), uno de San Alejandro (4°) y uno de la Región (2°), desiguales en presentación y juego.
Aquilino Olazabal poco pudo hacer ante un ejemplar anunciado como de "Chuquizongo", que evidenció estar toreado. Al iniciar su faena de muleta fue cogido aparatosamente, sin consecuencias que lamentar. Pinchó a la hora de matar y se guardó silencio.
Manolo Huamán pechó con el astado de la Región, que también dió muestras de estar toreado con anterioridad. Pero el torero consiguió meritoria labor con la muleta. Lo mató de certera estocada y se le premió con una oreja. En el segundo de su lote, manso y peligroso, se limitó a prepararlo para la muerte. Silencio.
Antonio Campos se lució con la muleta en faena variada, enfrentando a una res que se fue a más después de ser banderillado, toreando para el público. Mata de estocada entera y le conceden las dos orejas. En el segundo que le correspondió estuvo voluntarioso ante un ejemplar que se revolvía pronto por ambos lados. Mata al tercer intento, siendo ovacionado.
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