Se despidió con dignidad y honradez el diestro tachirense Jesús Colombo que lo intentó ante dos ejemplares bien distintos. El primero áspero y bronco y el segundo bravo y encastado. Acusando los nervios del momento y la falta de sitio, el veterano espada estuvo intermitente con capote y muleta. Ante su segundo, bravo y encastado, se notaron más las carencias pero el público le arropó con cariño.
Incidencias: Jesús Colombo dijo adiós a los ruedos con el toro “Tramoyista”, número 472 con 480 kilos. Al finalizar su lidia se cortó la coleta y al inicio del festejo recibió varias placas de reconocimiento a su trayectoria profesional.
Por: César Omaña
Concluido el paseíllo se procedió a una ceremonia especial con motivo del retiro de los ruedos del tachirense y oriundo de Táriba Jesús Colombo; recibió varias placas de reconocimiento: de la Alcaldía de San Cristóbal, del Club Social Sucre, de Táriba, de una peña de amigos de Colombo que se organizó especialmente para este festejo; el artista Castañeda le obsequió una escultura de sus obras taurinas realizada exclusivamente para su despedida; también, un diploma de una asociación.
Una vez recibidos los reconocimientos, se le animó a dar la vuelta al ruedo con tan valiosos trofeos cargados de un enorme sentimiento de aprecio, respeto y admiración hacia un profesional del toreo que ha sabido llevar con dignidad el título de Matador de Toros; en su recorrido por el anillo, los aficionados en pié le tributaron emocionados aplausos que solo fueron un preludio a lo que vendría luego de cortarse la coleta.
Jesús Colombo, de sangre de toro y plata, en su primero enfrentó a un complicado de cortas embestidas y resrevón que puso en preaviso al experimentado matador. Sin embargo, a base de empeño, logró hilvanar cortitas faenas que le valieron la flexibilidad de la autoridad para ordenarle trabajo a la banda taurina. Lo llevó a media altura. El toro de la despedida se llamó Tramoyista, No. 472, de 480 Kgs., el mas pesado de la tarde. Se fue con arrojo para lancearle con dos verónicas y rematar con una larga cambiada dificultosamente ejecutada. Insistió con la muleta robandole algunos buenos pases pero siempre estuvo desconfiando de las broncas embestidas del burel. Mató de apresurada estocada ante la imposibilidad de igualar y un certero descabello pero tras un aviso.
Se le autorizó la vuelta el ruedo al compás del Brisas del Torbes, un tema himno para los tachirenses tal como el Alma Llanera para los venezolanos.
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