lunes, 16 de noviembre de 2009

ROTUNDO TRIUNFO DE JUAN CARLOS CUBAS EN "LA CORRIDA DE LA PERUANIDAD"

El diestro peruano Juan Carlos Cubas se ha alzado, sin duda alguna, como el triunfador de la primera corrida de la Feria del Señor de los Milagros, denominada "Corrida de la Peruanidad", celebrada ayer en la Plaza de Toros de Acho y convertirse en un serio aspirante para adjudicarse el preciado Escapulario de Oro del Cristo morado, tras cortar tres orejas y salir a hombros por la Puerta Grande. Por su parte, sus alternantes Fernando Roca Rey ha ganado a pulso una merecida oreja y Alfonso Simpson con el peor lote se fue de vacío.

Con casi lleno en los tendidos se lidiaron seis toros de la ganadería colombiana de La Ahumada, buien presentados, de juego desigual y complicados, excepto el lidiado en primer lugar, noble y de buen juego, que fue ovacionado después de su muerte de bravo, y el manejable cuarto. Los demás pitados en el arrastre. "Inexplicamente" el juez de plaza sacó pañuelo azul para conceder inmerecidamente la vuelta al ruedo del cuarto toro de la tarde que atinadamente los aficionados impidieron con sus pitos.

Juan Carlos Cubas ha conseguido un rotundo triunfo, volviendo a confirmar su capacidad técnica, su valor, su disposición y su entrega total. Debió cortar dos orejas pedidas mayoritariamente en su bravo y noble primero, pero la presidencia sólo le concedió una, después de haber estado variado con el capote meciendo los brazos con lentitud y mando. Con la muleta inició su labor con soberbios doblones que enganchó con largas y ligadas series de muletazos con solvencia, gusto y torería. A tal punto que consiguió una serie de naturales con la derecha, sin la espada de ayuda, combinadas con cambios por la espalda. Después de un certero volapié la plaza se inundó de pañuelos y el juez le concede cicateramente una oreja, a pesar de la fuerte petición de la segunda. En el otro, noblote, pero brusco, rebrincado y que echaba las patas por delante, salió aún más dispuesto a truinfar para abrir la Puerta Grande de la plaza, lo que consiguió a base de construir una faena con pases templados y ligados con ambas manos, citando en cercanías, con entrega y firmeza que concluyó con cambios por la espalda y manoletinas entre ovaciones de la concurrencia. Después de dejar una estocada fulminante, está vez si, el juez le concede las dos orejas entre el flamear de pañuelos blancos en la plaza. A los gritos de ¡Torero!, ¡Torero!, ¡Torero! da aclamada vuleta al ruedo.

Fernando Roca Rey estuvo cumplidor con capa y banderillas ante el primero de su lote. Y con la muleta trasteo con decoro a su complicado oponente, tardo, reservón y que punteaba los engaños, siendo su labor silenciado. En su segundo, con trasmisión, encastado y repetidor pero con mucho que torear, volvió a actuar con eficacia con capa y banderillas, para luego sufrir una espectacular voltereta. El torero no se amilanó ante el fuerte percance sufrido y más bien se arrimó, logrando una faena de mucha intensidad, emotividad y vibración. Quería triunfar y su labor fue valorada por los tendidos. Mata de certero espadazo recompensada con una legítima oreja, con fuerte petición de la segunda que la presidencia no atendió. Tras ovacionada vuelta ingreso por su propio pie al servicio médico de la plaza.

Alfonso Simpson pechó con los menos potables de la corrida. Pero el joven torero estuvo digno, por encima de su lote que careció de condiciones para poder triunfar. A su primero, difícil y que buscó coger al torero, lo saludo con una larga cambiada consiguiendo algunos pases ovacionados con capa y muleta. Estuvo ganoso a pesar de haber sido cogido sin consecuencias. Falla a la hora de matar y el publico guarda respetuoso silencio. En el que cerró plaza manso, gazapón y peligroso, lo enfrentó con voluntad pero era imposible para el lucimiento. Vuelve a fallar con los aceros, escucha un aviso y se silencia su labor.

Foto: Juan Carlos Cubas.

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