Antolín Castro
Opinión y Toros
Llegadas las ferias americanas, todo sigue igual. Los carteles se hacen con los mismos que se hacen en Europa; eso sí, con algún toque de frescura en la inclusión de los toreros de la tierra. Se agradece.
El juego real de la temporada española poco o nada tiene que ver, lo que prima son las caras que salen en la publicidad en los medios como los más asiduos en los carteles. Ni cortos ni perezosos los empresarios americanos cogen, casi en exclusiva, toreros de esa canasta.
Poco importan los toreros que han resaltado, resurgido, o que han puesto los puntos sobre las íes en las plazas de importancia, los carteles americanos se confeccionan con más de lo mismo. El análisis y los méritos quedan para los buenos aficionados, -de hueso colorado dirán por allí- que han de conformarse con lo que hay o lo que les dan.
De ahí que todos se apresuren a poner páginas de publicidad en las revistas taurinas o portales de internet, en la idea de que esa es la verdadera fuerza para darse a conocer o mantenerse en el carro de la popularidad, mucho más allá que lo que se haga en los ruedos. Parece, o lo es, que se pone más entusiasmo en esa permanente publicidad que luego en la plaza ante el toro.
Siempre es igual. Lo que ha cambiado es la percepción de los llamados aficionados auténticos, que informados como están a través de las nuevas herramientas de información, tienen muy claro quienes son unos y quienes son otros. Consecuencia: no les interesan los que les ponen porque no les “ponen”.
Y esos, los aficionados, obran así en todas partes; los que no lo son, como ya es sabido, tienen múltiples espectáculos y razones para no ser clientes en las plazas de toros. Nulo favor se hace a la promoción de la fiesta y a los méritos de los toreros. Por el contrario, priman los intereses de las casas poderosas de apoderamiento y sus toreros estrellas o figuras. Nada será ilegal pero está convertido en un terreno comercial mas donde la notoriedad es lo que más se ofrece por creer que es lo que más vende. Dónde queda, entonces, lo de que el toro pone a cada uno en su sitio. ¿Qué sitio?
Juan Mora y Curro Díaz, por ejemplo, siendo los que más han sonado en base a triunfos en plazas de relieve, han sido contratados para un solo festejo en las ferias americanas, en Colombia, de forma testimonial. Una tarde para cada uno. Ya ven, tan parecido como en España, donde no se observa que se les abra camino a través de sus merecimientos.
Es de agradecer que dos empresas colombianas hayan tenido sensibilidad para dar cabida en sus carteles a toreros con méritos, pero la sensación es que todo es igual, sin fisuras, para que todo siga igual. Al menos en el deporte caminan hacia delante los que van ganando en el campo, lo que es un reconocimiento y una garantía para los espectadores. En los toros eso es una utopía, todo es siempre igual a como quieren los que mandan.
Y si hablamos de ganaderías o encastes, pues como los toreros: Siempre igual.
Foto: Aunque se difumine la imagen, adivinas SIEMPRE IGUALES los paseíllos: los mismos.
Opinión y Toros
Llegadas las ferias americanas, todo sigue igual. Los carteles se hacen con los mismos que se hacen en Europa; eso sí, con algún toque de frescura en la inclusión de los toreros de la tierra. Se agradece.
El juego real de la temporada española poco o nada tiene que ver, lo que prima son las caras que salen en la publicidad en los medios como los más asiduos en los carteles. Ni cortos ni perezosos los empresarios americanos cogen, casi en exclusiva, toreros de esa canasta.
Poco importan los toreros que han resaltado, resurgido, o que han puesto los puntos sobre las íes en las plazas de importancia, los carteles americanos se confeccionan con más de lo mismo. El análisis y los méritos quedan para los buenos aficionados, -de hueso colorado dirán por allí- que han de conformarse con lo que hay o lo que les dan.
De ahí que todos se apresuren a poner páginas de publicidad en las revistas taurinas o portales de internet, en la idea de que esa es la verdadera fuerza para darse a conocer o mantenerse en el carro de la popularidad, mucho más allá que lo que se haga en los ruedos. Parece, o lo es, que se pone más entusiasmo en esa permanente publicidad que luego en la plaza ante el toro.
Siempre es igual. Lo que ha cambiado es la percepción de los llamados aficionados auténticos, que informados como están a través de las nuevas herramientas de información, tienen muy claro quienes son unos y quienes son otros. Consecuencia: no les interesan los que les ponen porque no les “ponen”.
Y esos, los aficionados, obran así en todas partes; los que no lo son, como ya es sabido, tienen múltiples espectáculos y razones para no ser clientes en las plazas de toros. Nulo favor se hace a la promoción de la fiesta y a los méritos de los toreros. Por el contrario, priman los intereses de las casas poderosas de apoderamiento y sus toreros estrellas o figuras. Nada será ilegal pero está convertido en un terreno comercial mas donde la notoriedad es lo que más se ofrece por creer que es lo que más vende. Dónde queda, entonces, lo de que el toro pone a cada uno en su sitio. ¿Qué sitio?
Juan Mora y Curro Díaz, por ejemplo, siendo los que más han sonado en base a triunfos en plazas de relieve, han sido contratados para un solo festejo en las ferias americanas, en Colombia, de forma testimonial. Una tarde para cada uno. Ya ven, tan parecido como en España, donde no se observa que se les abra camino a través de sus merecimientos.
Es de agradecer que dos empresas colombianas hayan tenido sensibilidad para dar cabida en sus carteles a toreros con méritos, pero la sensación es que todo es igual, sin fisuras, para que todo siga igual. Al menos en el deporte caminan hacia delante los que van ganando en el campo, lo que es un reconocimiento y una garantía para los espectadores. En los toros eso es una utopía, todo es siempre igual a como quieren los que mandan.
Y si hablamos de ganaderías o encastes, pues como los toreros: Siempre igual.
Foto: Aunque se difumine la imagen, adivinas SIEMPRE IGUALES los paseíllos: los mismos.
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