Rafael Villar Moyo
Coincidiendo con los actos de la XXV Semana Cultural que la peña taurina "El Trapío" está celebrando en los salones del Hotel María Cristina de Toledo (España), el pasado lunes 10 de marzo, he podido disfrutar de una charla-coloquio ("faena") impartida por uno de los últimos románticos del toreo, el maestro Carlos Escolar "Frascuelo", magistralmente conducida por el periodista taurino Oscar Aranda, posteriormente regada con una pequeña, pero intensa, conversación personal con el maestro.
Un torero que ha cumplido "60 años y sigo con la misma ilusión que cuando empecé", "con 40 años de alternativa".
Sus comentarios transcienden de lo crematístico "no quiero ser un torero rico, quiero ser un gran torero" (aquí los aplausos del público rompen el silencio de la faena), "los empresarios van más al negocio que al romanticismo del mundo del toro".
En otro momento se sumerge en lo onírico del romanticismo cuando se define como "un loco maravilloso del toreo", o comenta que "me moriré torero y si vuelvo a nacer seré torero", "el toreo como la vida es de romance y cada día una ilusión", o cuando cita una y otra vez la frase de Juan Belmonte diciendo "el torero tiene que torear como se es y se es como se torea".
Esta es una de las grandes claves de vida del maestro, torear como se es, lo que le lleva a ver el toreo como "un gran reto, hacer cada día el toreo mejor, hacerle más cosas al toro, más bonitas, con más naturalidad, para hacer mas grande a la Fiesta, que es un mundo lleno de belleza", pero no acaba aquí la cosa "torear es comprender al toro y ponerte de acuerdo con él" o "entender a más toros, sin distorsionar la figura, sin forzarla, con naturalidad, dando continuidad al toreo", persiguiendo siempre "fundirme con el toro en el espectáculo del toreo".
Aunque no torea lo que a él le gustaría "cada día que entreno trato de mejorar mi toreo, los trazos, intentando educar mi cuerpo y mi mente, perfeccionando lo que quiero conseguir con el toro y para el toro, que en definitiva es mi disfrute y el del que me ve", buscando conseguir "un toreo bonito, de personalidad y belleza".
La plaza de referencia del torero es Las Ventas madrileña, donde ha hecho 58 paseíllos: "me quedo con el sentir de cada día que he toreado en Madrid". De la afición madrileña dice que "primero ve al toro y luego ve al torero", para terminar aseverando que "he hecho un pacto con la afición y conmigo mismo para seguir siendo torero".
"Frascuelo" no es solo un romántico del toreo, en un poeta de la vida que vive en TORERO.
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