Escribe: Sofia Castillo
Hoy comprobé una vez más, que nadie es más violento que un antitaurino.
Tarde soleada, como todos los años, un grupo de personas reunidas bajo el nombre de antitaurinos, vociferando frente a la plaza, tildándonos de asesinos, crueles, violentos, mentándonos la madre, utilizando palabras vulgares, totalmente agresivas y ofensivas. No es acaso esto un acto de violencia y total falta de respeto.
No conforme con ello, un sujeto activista del mismo grupo se lanzó al ruedo en el primer toro de la tarde, dirigiéndose rápidamente al torero Padilla con la intención de "reclamar" el porqué del acontecer taurino, alterando la tranquilidad y sin importarle poner en riesgo su propia vida, generando asombro, desorden y desazón entre los aficionados. Prueba de ello, es que Padilla en un gesto de apaciguar y tranquilizar al sujeto se acercó para calmarlo, pero este insistente quería acaparar la atención y lograr su objetivo, que lo saquen del ruedo para acusarnos de violentos y agresivos.
Vivimos en un país democrático, donde existe libertad de expresión, opinión y elección, y si no estoy de acuerdo o no me gusta un espectáculo no me infiltro en la plaza y me zampo al ruedo para generar fotos, cámaras y notas en los diarios. O es que acaso nos gustaría que un sujeto irrumpa en nuestra casa, generando desorden y disturbios. Este es un acto más de violencia, irrespeto e intolerancia.
Debo destacar, que este "grupo de antitaurinos" no incluye a otro tanto que no comparte la afición, pero que permanece en sus casas, haciendo su vida normal, dedicando su tiempo a sus propias actividades, sin tener que pararse frente a la plaza a insultar y agredir. Pues no podemos meter a todos en un mismo saco.
Pero como este proceder es común, volteo la página y continúo.
Juan José Padilla "El Pirata", torero que sufrió una terrible cornada que le costó la pérdida de su ojo izquierdo, contó episodios de su vida en un conservatorio realizado anoche en el centro de Lima, es un ejemplo claro de superación, de creer en sí mismo, y decir yo puedo y sé que puedo salir adelante.
Ya que después de haber estado sumergido en una profunda tristeza y darse al abandono, superó esta terrible etapa, y según algunas de sus frases narró "al verme al espejo con el rostro desfigurado creía que no podría, que todo había terminado para mí, mis hijos sufrían al verme abatido, y fue hasta que mi esposa me dijo tú tienes que volver a torear solo así saldrás de esto. Decidí que tenía que hacerlo, comencé a entrenar y volví a los ruedos". Conmovedor, gran testimonio de lucha, confianza y superación.
Este es el mundo de los toros, aquí no hay engaños ni guiones, nadie sabe lo que va pasar hasta que termina la corrida. Insisto, respetos guardan respetos. Nos vemos el sábado en Acho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.