Escribe: Walter Chávez Tejada
El domingo 26 de este mes morado, luego de ver la emocionante corrida de toros en compañía de los amigos de siempre del tendido nueve, salimos apurados del ruedo de la remozada y hermosa Plaza de Acho, pues debíamos viajar como todos los domingos de feria, yo, a Trujillo y Luis Vilchez, a Chiclayo. Enfrascados en los comentarios de lo que había sucedido esa tarde en el ruedo, no reparamos que, en el paradero de los buses, agazapados, escondidos cual cobardes y traicioneros asaltantes, se encontraba un grupo pequeño de anti taurinos, presto al ataque artero.
Es la primera vez que me cruzo con estos desadaptados, son pequeños y escuálidos, vestidos de negro y peinados al estilo de los denominados Emos, son los mismos animalistas a ultranza que se sentaron en las puertas de la Feria Gastronómica Mistura 2014, esos que llaman hermanos a los animales, cómo si su pobre madre hubiera parido pollos, cerdos o vacas, pálidos y con la mirada dispersa que denota el uso frecuente de todo tipo de drogas, nerviosos y violentos.
En cuanto llegamos al paradero a esperar un carro que nos llevara nuestro destino, nos empezaron a insultar con el grito de guerra de ¡¡asesinos, asesinos¡¡¡ y nos empujaron hacia los carros, nos tiraron una ráfaga de huevos que mancharon nuestra ropa y la de los transeúntes que estaba a nuestro lado. Nosotros no respondimos. No usamos la violencia. La gente que estuvo en el carro nos limpió la ropa y se solidarizó con nosotros, condenando el ataque estéril que jamás cambiará nuestra pasión por las corridas de toros.
Creo que la policía que resguardó el orden durante la corrida, debería resguardar también a los que salen de la plaza y van hacia los paraderos cercanos. Nos vemos en Acho el sábado 31.
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