El peruano afronta el próximo compromiso en Lima con nuevo apoderado, Antonio Sanz: "Es justo lo que buscaba", dice de su nuevo mentor.
Por Aleyda Baz
Aplausos
"La FIT no era lugar para mí. Necesitaba una persona que, con más fuerza o menos, se mate por mí. Que sea yo su prioridad, su ilusión", expresa sincero.
Joaquín Galdós ha sido noticia en los últimos días tras haber cerrado un acuerdo de apoderamiento con Antonio Sanz después de su ruptura con la Fusión Internacional por la Tauromaquia (FIT). "De las personas que se interesaron, al que vi acercarse con más ilusión y ganas fue a él, sin otros intereses que no fueran los de mi carrera. Es justo lo que buscaba. Nunca ha sido apoderado y eso me gustó. Además ha sido novillero, sabe lo que es ponerse delante, y tiene ganas de trabajar. Me gusta el equipo que hemos formado", señala el diestro peruano en una entrevista concedida a APLAUSOS.
"Desde el año pasado supe que no era el lugar para mí el estar con la FIT. Este año he abierto la puerta grande de Sevilla, que casi fue la del Príncipe, y no vi continuidad en mi temporada. Ni estuve presente en la mayoría de ferias que organizan ellos. Vi que la empresa estaba apostando fuerte por otros toreros de la casa y que no estábamos gozando de los mismos privilegios. Me di cuenta de que necesito una persona que, con más fuerza o menos, se mate por mí. Que sea yo su prioridad, su ilusión", señala el peruano que en esta nueva etapa junto al gerente de la empresa Campo Bravo seguirá estando acompañado por Ángel Gómez Escorial, su hombre de confianza prácticamente desde que llegó a España. "Desde que bajé del avión fue él quien me recogió y nunca hemos perdido el vínculo".
Joaquín Galdós tomó la alternativa el pasado 19 de junio en la feria francesa de Istres. "Vi conveniente tomar la alternativa allí porque era una fecha muy buena. Y la plaza es muy agradable pero de ese día no guardo ningún recuerdo positivo. Eso es de lo que más me pesa como torero y como persona. Excepto los ratos con los maestros, especialmente con José María Manzanares, mi padrino, que estuvo muy cariñoso conmigo toda la tarde, pero fue una tarde triste. Con el vendaval más grande que yo he presenciado en una corrida de toros. Rachas de 80 kilómetros por hora. Así era imposible torear".
En otro coso galo cambió la suerte para el peruano. Dax, plaza de primera categoría, fue el escenario de una de sus tardes clave de la temporada. "Cuando me subí a la furgoneta dije: Ahora sí me pueden llamar matador de toros. Fue cuando sentí que era capaz de llegar a una plaza de primera, con el toro de primera y ver a dos figuras del toreo andando y yo a hombros. Y ya en las tardes que vinieron después, en los pueblos, sentía que eran compañeros míos. Me sentía ya con fuerza para poder competir con los que son mis ídolos".
Ahora los compromisos se trasladan a América, concretamente a su tierra, Perú, donde el próximo 20 de noviembre toreará mano a mano con López Simón en la plaza de Acho. "Una plaza de primera, donde la exigencia es mayor y con un torero que sale todos los días a darlo todo y corta las orejas. Y, aunque para mí eso no sea lo principal, no puedo ir a mi tierra en un mano a mano y que él corte cuatro o cinco orejas y yo ninguna. Sería un golpe duro. Por eso me estoy preparando mucho. Tengo el Escapulario en la cabeza, que quiero que sea mío este año. Así, tendría mi sitio en mi tierra y los taurinos me mirarían de otra manera", concluye.
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