Juan Rubio "Jurubar"
Sólo quiero dejar clara la realidad de una situación complicada, por chocarse algunas razones, que deben ser defendidas con el máximo respeto y consideración.
Desde la prehistoria el hombre necesitó ir a cazar animales para alimentarse, de todas las especies y de todas las maneras. En la actualidad hay otras formas de conseguirlo en el mundo, que varían por costumbres y sistemas autorizados por ley. También existen tradiciones para respetar las fiestas y hábitos con ilusión para disfrutarlas en fechas señaladas del año.
El toro de lidia forma parte de esas costumbres en España, Portugal, Francia, América y quizás en otros lugares… Nace y se cría con vigilancia, cuidados y mucho mimo para su destino de morir en una plaza de toros, desde los 2, 3 , 4 ó 5 años de edad, los que no han de servir, van al matadero para la carne, lo mismo que los no bravos de engorde entre uno o dos años. El bravo es el único que si es bueno por bravura y nobleza, puede ser indultado para curarse y volver a la ganadería de origen, quedando como semental hasta morirse de viejo. Si no hubiesen corridas desaparecería este bello animal de casta y naturaleza brava, tanto como está costando salvar la especie de la extinción de algunos otros.
La riqueza que mueve y cotiza el sector taurino, junto al trabajo personal integrado: ganaderos, veterinarios, apoderados, toreros, subalternos, sastres, músicos, fotógrafos, pintores, escultores, poetas, periodistas, escritores, imprenta, publicidad, clubes, peñas, bares, restaurantes, hoteles y agencias de viaje…todo y más sería una ruina más por aumento de el paro.
En democracia no debe existir la prohibición. La libertad es que asista el que quiera, a ver corridas de toros.
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