Manolo Espinoza "El Ciclón"
Desde mucho tiempo acá y entre cuestionamientos, discriminaciones, manipulaciones de los políticos y fobias de los animalistas, ambientalistas, veganos, etc, etc., la fiesta brava, o aplicando los términos adecuados –la cultura taurina-, se ha visto haciendo frente y con firmeza ante esa avalancha, de gente que desconoce lo que es el arte y fuente de inspiración para mentes luminosas; su desconocimiento de lo que es cultura; el significado de las tradiciones, la cuantía del patrimonio y lo peor de todo, que no saben de respeto y de leyes, en donde todos los seres humanos amparados en ellas, tenemos los mismos derechos los cuales deben ser respetados, tanto por las personas comunes cuanto por las autoridades que deberían dar ejemplo.
No entendemos el por qué, los organismos culturales como en este caso la UNESCO, que aconseja y orienta el camino a tomar para el reconocimiento de las tradiciones, no actúa con celeridad para que la fiesta brava forme parte de esta respetable Institución y se lo declare en Patrimonio Cultural Inmaterial. Peticiones reiteradas por varios países taurinos, que anhelan que se los incluya como el resto de tradiciones, con lo cual, los grupos detractores dejarían de agredir a la fiesta y a todos aquellos que la conforman.Pero por desgracia vemos, que ésta, viene haciendo caso omiso a los requerimientos de la comunidad taurina y prefiere mantenerse al margen de estos conflictos, cuando ella investida de toda autoridad, podría dirimir todas estas tensiones con las que actualmente el mundo se ve alterado, ya que con ello traería la paz y la comprensión para los profanos del toreo, que deberían entender que la fiesta brava como otras tradiciones tienen cabida dentro de nuestra sociedad civilizada, a sabiendas de que ellas enriquecen la cultura universal, dado que las manifestaciones humanas deben ser tomadas muy en cuenta por ser identidad de los pueblos.
A propósito de ello, partiendo del pensamiento y conceptos culturales claros del intelectual Francés Francoise Zumbiehl, un devoto de la fiesta brava, catedrático de lenguas clásicas, Doctor en Antropología cultural y militante taurino, quien tomando de la frase de Pepe Alameda, el otrora afamado y decano del periodismo taurino afirmaba que “LA FIESTA BRAVA ES UNA FIESTA HUMANA DEMASIADO HUMANA, pues condensa todas la vicisitudes de la vida y la muerte con las que el hombre se siente enfrentando a lo largo de toda su existencia”, con lo que, partiendo de este concepto más su propia definición filosófica y luego de una profunda compenetración con ella, escribe un artículo con ese título, en el que detalla el sentido de la fiesta delineando todo su contenido enmarcado en el ritual en donde el hombre se encuentra entre la vida y la muerte.
Zumbiehl, está convencido y afirma que: “la fiesta de los toros perdurará mientras la comunidad de aficionados, valore lo que tiene entre manos, exprese sin miedo su voz y defienda el respeto a la diversidad cultural y mientras haya una afición que reivindique su libertad, la fiesta seguirá viva”. Así mismo señala, que “la definición adoptada por la UNESCO, es la relación obligada entre cualquier patrimonio inmaterial y la sensibilidad de una comunidad o comunidades que se identifican con él, que invierten en el sus valores, sus emociones, sus principios de vida. Lo que importa es la autenticidad de los sentimientos, interpretaciones, emociones, éticas y estéticas de los aficionados”.
Afirma, “que la fiesta brava es mucho más que un espectáculo, aquí los aficionados no son meros espectadores que vienen a divertirse como los coros de las tragedias griegas, son un elemento clave dentro de los innumerables ritos que se manifiestan en una tarde de toros” –y continúa diciendo-, “este protagonismo de la gente de a pie salta aún más a la vista, en las diferentes fiestas populares en torno a ese animal totémico”, concluye.
Estas son reflexiones para tener conciencia de nuestro protagonismo dentro de la cultura taurina y las acciones que debemos tomar, especialmente haciendo el reconocimiento de nuestras tradiciones y lo valiosas que son para determinar los rasgos de nuestra identidad, por lo tanto, los taurinos debemos pensar que la fiesta es un patrimonio cultural inmaterial y, por ende, tiene un valor intrínseco asentado en nuestros genes.
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