Los toreros siempre han demostrado su fe y religiosidad popular. Es común ver a los toreros ingresar a las capillas de la plazas de toros a orar y a encomendarse a Dios y al santo de su devoción. También llevar en sus capotes de paseo bordados con imágenes sagradas, lo mismo que lucir medallas santas en sus corbatines de torear.
La procesión del Señor Crucificado del Rímac a su paso por la Plaza de Acho, en Lima, es homenajeado por los toreros peruanos.
En Quito (Ecuador) los toreros ecuatorianos llevan a hombros en procesión al Cristo Nazareno adornado con sus trajes de luces y capotes de paseo, conforme lo podemos observar en la foto que ilustra la nota.
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