El matador peruano Andrés Roca Rey se alzó como el gran triunfador de la quinta y ultima corrida de la Feria del Señor de los Milagros, tras cortar tres orejas, salir a hombros por la Puerta Grande de la plaza de toros de Acho, las que le valieron al final para adjudicarse por tercer año consecutivo el Escapulario de Oro. Mientras que el escapulario de Plata fue declarado desierto.
Domingo, 3 de diciembre del 2017, Plaza de Acho, quinta corrida de abono de la Feria del Señor de los Milagros. A plaza llena se lidiaron tres, de los cuatro, toros de Hermanos García Jiménez (2º, 3º, 4º y 6º), dos de La Ventana de El Puerto (1º y 5º) y uno de El Olivar (2º bis jugado como sobrero tras devolverse el titular de García Jiménez), protestados de presentación y desiguales de juego, excepto el ovacionado tercero en el arrastre y pitados el primero, segundo y cuarto camino al desolladero.
José María Manzanares, oreja y ovación.
Andrés Roca Rey, dos orejas y oreja.
Rafael Serna, silencio, tras aviso, y una oreja.
A José María Manzanares le correspondió el lote menos propicio para el lucimiento, por los que fueron pitados ambos astados de su lote en el arrastre. Sin embargo, el torero pudo imponerse con su toreo lidiador, de mando y torería. Ante el segundo de la tarde estuvo soberbio, frente a la incertidumbre con la que embestía el astado, consiguiendo muletazos con calidad, hondura y profundidad muy del gusto de los aficionados. Después de pinchazo y matar recibiendo cortó una merecida oreja. En el cuarto de la corrida, tardo y con peligro, estuvo por encima del que le correspondió en suerte, dejando intacta su condición de figura. Sin renunciar a ello supo conseguir muletazos con entrega, mando y ritmo, pero sin llegar a redondear faena, ante las escasas posibilidades que le ofreció su oponente. Por lo que a pesar de los pinchazos y de la media estocada con la que culminó su labor, el público le obligó a agradecer desde los tercios una fuerte ovación.
Andrés Roca Rey estuvo dispuesto toda la tarde, con mucha actitud para conseguir el triunfo a como diera lugar. A su primero lo recibió a portagayola, para continuar con verónicas y el quite por chicuelinas que encendieron los tendidos. En la misma tónica continuó con la muleta, iniciando su labor de rodillas con cambiados, naturales y el pase del desdén. Para ir a más, con muletazos de manos bajas por ambos pitones, con gusto, temple y ligazón, rematadas con los de pecho. Todas la series intercaladas con los cambiados por la espalda que emocionaron a los tendidos. Un arrimón final, con circulares invertidos, fueron los previos a la estocada casi entera con la que finiquito a su oponente y las dos orejas fueron a parar a las manos del torero. En el quinto, nuevamente lució entregado y ganoso. El toro en cambio no embestía con claridad, por lo que el torero tuvo que acortar distancias. Valiente y metido entre los pitones del astado consigue sus mejores momentos con muletazos cadenciosos, algunos sin el acople necesario, que completó con manoletinas, luquesinas y desplantes que conectaron con el público. Tras dejar una estocada casi entera, después de un pinchazo, fue premiado con una oreja.
Rafael Serna, que confirmó alternativa con el primero de la corrida lucio voluntarioso trasteando con corrección al toro de la ceremonia, que era falto de trasmisión, salía suelto y tenía fuerzas justas. El sevillano consigue algunos muletazos de buen corte, pero sin la contundencia para premio. Tarda a la hora de matar, y tras escuchar un aviso de la autoridad, fue silenciado. En el toro que cerraba plaza, que tardeaba a la hora de embestir, a base de empeño, porfía y entrega total logra conseguir muletazos de trazo largo por ambos lados que fueron valorados por los tendidos, en faena muy superior a su oponente. El torero lucio muy sincero y queriendo mucho hasta las luquesinas finales, para enseguida dejar una estocada ligeramente desprendida, que no fue obstáculo para que se le otorgue una oreja en premio a su decisión y firmeza.
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