El novillero español Román collado cortó la única oreja de la novillada con picadores que abría la Feria del Señor de los Milagros celebrada ayer en la plaza de toros de Acho. Sus alternantes, el también español, Rafael Cerro y el mexicano Juan Pablo Llaguno se fueron de vacío.
Con algo más de media plaza en los tendidos se lidiaron novillos procedentes de Santiago Apóstol, desiguales de presentación y señas, terciados en general, descastados, complicados de juego y que desarrollaron sentido. Fueron pitados el primero y tercero de la tarde.
Rafael Cerro, silencio y ovación.
Roman Collado, vuelta al ruedo y oreja.
Juan Pablo Llaguno, silencio y silencio.
Rafael Cerro ratifico con rotundidad el cartel del que viene precedido, estando deseoso de triunfo toda la tarde. Dejó pinceladas de su toreo de calidad en su primero, que manseo y huía de los engaños. Y en el segundo, que se rajó pronto, le aguanto con valor las descompuestas embestidas, que pudo ser faena de premio, pero la espada se lo impidió.
Román Collado demostró sus ganas y actitud para ser un torero importante, estando por encima de su lote. Anduvo esforzado, variado y lucido en el primero, que le buscaba para cogerle. Y en el otro, complicado y peligroso, a pesar a ser cogido sin consecuencias, hasta en tres oportunidades, se impuso con creces, derrochando voluntad y entrega que emocionaron a los tendidos.
Juan Pablo Llaguno fue el más discreto de la terna, aunque con escasos recursos para solventar una estructurada faena, tuvo momentos para mostrar sus finas maneras para ejecutar el toreo. Estuvo firme en su primero, que embistió sin fuerzas, con la cara alta, cogiéndolo dos veces. Y en su segundo manso, soso e incierto, no hubo nada que hacer.
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