miércoles, 3 de noviembre de 2010

ADRIÁN GÓMEZ: LO QUE DA MIEDO


El banderillero español Adrián Gómez falleció ayer en Madrid a los 43 años de edad a causa de una neumonía y diversas complicaciones propias de la tetraplejia que sufría como consecuencia de una gravísima cornada que sufrió hace más de dos años y medio en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz. Un novillo de Antonio San Román le dio una impresionante cornada contra las tablas. Ese percance le causó una tetraplejia severa que lo dejó postrado en una silla de ruedas.

Tomamos un artículo de Mundotoro que trata de explicar la verdad del toreo que muchas veces tratamos de ocultar:

LO QUE DA MIEDO
Mundotoro


Esta forma de mentirnos para protegernos. Este modo de domesticar la vida y la muerte. Esta forma de globalizar con anestesia todo lo que no encaja en la razón. Esa forma de ocultar la pasión por si acaso, o por miedo a que sea verdad y pidamos un bis. La misma forma de sustraernos el dolor. Porque duele. Esta es una sociedad donde sobran los poetas, la literatura, la pintura, el genio, el carácter, el talento, el miedo y el valor.

Justo lo que va pegado a un pase, a un lance. Es por eso que, siendo el toreo un espectáculo no globalizable, no domesticado, despegado de la racionalidad, estamos al borde de la ley y del supuesto orden. No es el animal toro el que desajusta a la sociedad, es el animal hombre quien la deja perpleja: la muerte. La de Adrián, por ejemplo. Tan irracional. Que les asusta.

El animal hombre es lo que le preocupa a esta sociedad del confort globalizado que decide cómo, cuándo, dónde y por qué uno se tiene que morir. Y lo que es peor, que decide cómo, dónde, cuándo y por qué y hasta con quién se ha de vivir. Este animal hombre, con la razón elevada al infinito a través de su pasión, es el que molesta, desubica, el que se hace inexplicable. Y ya se sabe que lo que no se puede explicar, mejor se prohíbe. Porque lo inexplicable no sólo no se domestica. Es rebelión. Rebeldía.

El toreo es eso en la vida y en la muerte, pura actividad apasionada sin explicación razonable o cartesiana o lógica o matemática. El toreo no oculta lo que esta sociedad oculta porque no domina, porque le da miedo: la vida y la muerte. Adrián se murió de un toro, no de una neumonía. Murió de lo que mueren los toreros a veces. De un ataque de pasión. La pasión te puede matar, pero seguro que te hace vivir.

Y eso. A esta sociedad, le da pánico.

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