1. Raza bovina más antigua del mundo. La documentación histórica sobre la procedencia de las ganaderías permite trazar el origen del ganado de lidia en los siglos XVI-XVIII.
2. Joya del patrimonio genético. Analizadas las ganaderías por encastes, se observa que el grado de diferenciación genética es muy superior al que hay entre las razas bovinas europeas, por lo que la raza de lidia debería ser considerada como raza de razas.
3. Guardián de la dehesa. El toro de lidia ocupa miles de hectáreas de dehesa y es el mejor protector de la dehesa al convivir en equilibrio y armonía con la flora y fauna autóctonas.
4. Crianza sostenible. Las dehesas de toros de lidia se localizan principalmente en sierra o monte, zonas desfavorecidas más agrestes y pobres, no aptas para el cultivo y amenazadas por la despoblación.
5. Factor de fijación rural. Las ganaderías de lidia contribuyen a aumentar la población rural en zonas deprimidas, a través de la mejora de los salarios, por la necesidad de una mano de obra fija y cualificada.
6. Patrimonio cultural. La crianza del toro de lidia y sus usos tradicionales está declarada y protegida como Patrimonio Cultural.
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