
Con mas de tres cuartos de entrada en los tendidos se lidiaron tres toros de la ganadería peruana de Montegrande (3º, 4º y 5º), tardos, sosos y poco colaboradores para embestir. Y tres toros de la ganadería colombiana de La Ahumada, desiguales de juego, sobresaliendo el lidiado en primer lugar que fue noble y el que cerró plaza fue manejable.
Enrique Ponce ha triunfado con rotundidad en su lote, con dos toros de distinto juego. En su primero noble ha toreado superior por el pitón derecho, el mas potable de los dos. Por el izquierdo le robó algunos muletazos a fuerza de insistir y entender a su oponente, para concluir está templada y mandona faena con estocada muy bien ejecutada pero ligeramente desprendida por lo que el toro demoró en caer. Escuchando el diestro un aviso, antes que la autoridad le concede una oreja al matador y se dividan las opiniones en el arrastre del toro. En el otro, gazapón y remiso a embestir, se mostró empeñoso por abrir la puerta grande, inventandose una meritoria faena. Impuso su magisterio y la faena tuvo el mérito de someter la descompuesta embestida de su enemigo, tomarse su tiempo y después de laboriosa lidia conseguir muletazos mandones hasta exprimir el último pase que la res tenía, aunque de uno en uno, a los gritos de ¡Torero!, ¡Torero!, ¡Torero!. Deja otra gran estocada y consigue una oreja de las de verdad.
Sebastián Castella tuvo que pechar con un lote que no se prestó para triunfar. A su primero, incierto y huidizo en su embestida, le realizó faena emotiva y valiente, toreando a corta distancia que el público valoró. Lamentablemente falló a estoque y el premio se redujó a una ovación que el diestro agradeció desde el tercio, después de escuhar un recado de la autoridad. El segundo de su lote, soso y complicado, no dió opciones para el lucimiento. A pesar de ello el diestro lo intento sin conseguirlo, por lo que tuvo que abreviar. Después de tardar a la hora de matar el público le silencio su labor.
José María Manzanares volvió a caer de pie ante la afición limeña. A su primero, aplomado y rebrincado, lo entendió perfectamente y le ligó varias series por el pitón izquierdo. Sus naturales tuvieron el temple, la lentitud y la estetica necesaria que fue del gusto de los aficionados. Gran estocada, a mi juicio la estocada de la feria de momento, y cortá una oreja a ley. En el que cerró plaza su faena fue de un acople total ante un toro manejable y con trasmisión, con pases técnicos, cadendiosos y de mucha enjudia que calarón en los tendidos. Nuevamente estocada en todo lo alto y consigue otra oreja de mucho peso.
Foto: Enrique Ponce.
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