El matador venezolano Rafael del Castillo se jugó literalmente la vida en la localidad de Cabanaconde (Arequipa), el pasado viernes 18 de julio, al tener que dar muerte a un toro toreado, con aproximadamente 8 años de edad y con cerca de 600 kilos de peso, presionado por los asistentes al festejo.
Fue tan viejo, pesado y peligroso, que las cuadrillas se inhibieron en cumplir sus funciones. A tal punto que no quisieron siquiera banderillarlo, ante el inminente peligro de la cornada del toro, que según trascendidos sería el que fuera usado como semental de la ganadería de Campobravo.
Del Castillo apelando a su oficio y profesionalidad lo pudo matar al tercer espadazo, siendo ovacionado.
Completó el cartel el novillero peruano Kuntur Alfaro, quien fue aplaudido.
Fue tan viejo, pesado y peligroso, que las cuadrillas se inhibieron en cumplir sus funciones. A tal punto que no quisieron siquiera banderillarlo, ante el inminente peligro de la cornada del toro, que según trascendidos sería el que fuera usado como semental de la ganadería de Campobravo.
Del Castillo apelando a su oficio y profesionalidad lo pudo matar al tercer espadazo, siendo ovacionado.
Completó el cartel el novillero peruano Kuntur Alfaro, quien fue aplaudido.
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