Por: Dikey Fernández
La tarde de ayer, domingo 18 de diciembre, asistimos a la última corrida del año programada en la capital del Perú con motivo del 42º aniversario de la empresa Peusac en la plaza de toros La Taurina ubicada en el distrito de San Juan de Lurigancho de propiedad del empresario Genaro Zea Oros, por su parte el matador de toros gaditano Octavio Chacón cortó dos orejas, mientras que la fiesta de aniversario continúo hasta altas horas de la noche.
En tarde de Sol y con media de plaza, se lidiaron dos astados jóvenes y terciados, de la ganadería de Los Bustamante, desiguales en presentación y bravura, destacó por su bravura el segundo de lidia ordinaria pero terminó rajado en tablas. El primero se llamó “Cerezo” y el segundo “Fresador”.
Octavio Chacón en su primero que fue el más pequeño de los dos (con rasgos del encaste Baltasar Iván) lo recibió con buenos lances que fueron aplaudidos, el burel tomó un puyazo corto del varilarguero Luis A. Castro “Jockey”. El diestro español brindó a la ex congresista Julia Valenzuela (esposa del empresario Genaro Zea) realizando una faena básicamente por la derecha, el animal se frenaba y echaba la cara arriba, no estuvo acertado con el acero y recibió palmas tras el arrastre del burel huanuqueño.
El matador español con el segundo un sardo salpicado, ligeramente bizco del izquierdo, que tuvo más presencia que su hermano, salió acalambrado de la pata trasera derecha, que no permitió el lucimiento del matador con el percal. Tomó un picotazo e hizo hilo en banderillas. Brindó la muerte al empresario Genaro Zea e inició su labor en tablas ganando terreno hacia los medios. Chacón realizó una buena faena por ambos pitones con temple y mando al repetidor pupilo de Los Bustamante en series ligadas. El representante de la ganadería pidió el indulto acompañado de algunos pañuelos del tendido que el Presidente de Plaza no atendió, transcurrido el tiempo de duda el juez le tocó un aviso y Chacón dejó una entera y un golpe de descabello acabó con el cornúpeta, por lo que le conceden las dos orejas.
El festejo lo cerraron los toreros bufos con dos reses que fueron la alegría de los asistentes con la ejecución de las suertes llenas de comicidad.
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