miércoles, 4 de marzo de 2020

EN DEMOCRACIA NO DEBE EXISTIR LA PROHIBICIÓN


Juan Rubio "Jurubar" 

Sólo quiero dejar clara la realidad de una situación complicada, por chocarse algunas razones, que deben ser defendidas con el máximo respeto y consideración.

Desde la prehistoria el hombre necesitó ir a cazar animales para alimentarse, de todas las especies y de todas las maneras. En la actualidad hay otras formas de conseguirlo en el mundo, que varían por costumbres y sistemas autorizados por ley. También existen tradiciones para respetar las fiestas y hábitos con ilusión para disfrutarlas en fechas señaladas del año.

El toro de lidia forma parte de esas costumbres en España, Portugal, Francia, América y quizás en otros lugares… Nace y se cría con vigilancia, cuidados y mucho mimo para su destino de morir en una plaza de toros, desde los 2, 3 , 4 ó 5 años de edad, los que no han de servir, van al matadero para la carne, lo mismo que los no bravos de engorde entre uno o dos años. El bravo es el único que si es bueno por bravura y nobleza, puede ser indultado para curarse y volver a la ganadería de origen, quedando como semental hasta morirse de viejo. Si no hubiesen corridas desaparecería este bello animal de casta y naturaleza brava, tanto como está costando salvar la especie de la extinción de algunos otros.

La riqueza que mueve y cotiza el sector taurino, junto al trabajo personal integrado: ganaderos, veterinarios, apoderados, toreros, subalternos, sastres, músicos, fotógrafos, pintores, escultores, poetas, periodistas, escritores, imprenta, publicidad, clubes, peñas, bares, restaurantes, hoteles y agencias de viaje…todo y más sería una ruina más por aumento de el paro.

En democracia no debe existir la prohibición. La libertad es que asista el que quiera, a ver corridas de toros.

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