El matador peruano Fernando Roca Rey y el español Juan del Álamo han sido los triunfadores de la segunda corrida de la Feria del Señor de los Milagros, tras cortar una oreja cada uno. Mientras que el mexicano Joselito Adame se fue de vacío por fallar con los aceros.
Domingo, 12 de noviembre de 2017, Plaza de Acho, segunda corrida de abono de la Feria del Señor de los Milagros. Con más de media entrada en los tendidos se lidiaron tres toros de La Viña (1º, 3º y 5º) y tres de El Olivar (2º, 4º y 6º), bien presentados, nobles y desiguales de juego, pero faltos de fuerzas y trasmisión, excepto el salido en sexto lugar que fue bravo. De buen juego el segundo pero con pocas fuerzas y el manejable cuarto que tuvo calidad, por lo que fueron ovacionados en el arrastre. Sosotes primero y tercero, y complicado el quinto.
Fernando Roca Rey, ovación y oreja.
Joselito Adame, silencio y silencio.
Juan del Álamo, silencio con algunos pitos y oreja.
Fernando Roca Rey, derrochó entrega y disposición durante su labor ante su lote. A su primero lo recibió a potagayola, para luego estar lucido en banderillas y empeñoso en su labor muleteril que inició con pases cambiados en el centro de la plaza, que enseguida ligo con muletazos meritorios, por lo que luego de finiquitar de certera estocada a su soso oponente fue ovacionado por la concurrencia. En el segundo que le correspondió en suerte volvió a hacerse ovacionar con el capote, aplaudir en banderillas, para enseguida cuajar una faena muleteril con mando y temple por ambos pitones, sobresaliendo los naturales de mano baja con poso y madurez. Sus molinetes, derechazos de rodillas y desplante pusieron a vibrar la plaza. Mata de otra buena estocada y la autoridad le concede una oreja pedida por el público.
Joselitó Adame toreo a su primero con oficio y disposición, consiguiendo muletazos estimables en corta distancia que calaron en los tendidos, pero el mal uso de la espada le impidió cobrar premio. En su segundo, complicado, que se quedaba corto y que no tuvo opciones para triunfar, trasteo con corrección y abrevió su labor, para después matar de estocada defectuosa. En ambos el diestro azteca fue silenciado.
Juan del Álamo anduvo firme y seguro en su lote. En su primero, falto de fuerzas, soso y carente de movilidad, sólo pudo mostar sus deseos de agradar, que lamentablente estropeo tras matar de estocada baja recibiendo algunos pitos de los aficionados. Al toro que cerraba plaza, el mejor de la tarde, lo toreo con muletazos que tuvieron intensidad, firmeza y buen gusto que conectaron con los tendidos, pero que pudo ir a más. Una estocada entera que hizo doblar al astado fue el colofón a su aclamada faena que fue premiada con una oreja.
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