El diestro español Miguel Ángel Perera ha sido el triunfador de la segunda corrida de la Feria del Señor de los Milagros, celebrada ayer en la Plaza de Toros de Acho, tras cortar dos orejas y salir a hombros por la Puerta Grande. Por su parte, sus alternantes, los también españoles, Julián López "El Juli" y Manuel Jesús "El Cid" se fueron de vacío.
Con tres cuartos de entrada en los tendidos se lidiaron tres toros de la ganadería peruana de Montegrande, bravos y nobles los lidiados en primer y tercer lugar, siendo ovacionados en el arrastre y el tercero incluso con petición de vuelta al ruedo. El que hizó quinto de la ganadería nacional difícil, peligroso y pitado en el arrastre. Y tres toros de la ganadería colombiana de La Ahumada, descastados y complicados los corridos en segundo y cuarto lugar, pitados en el arrastre y el que cerró plaza noble y de aceptable juego, aunque rebrincado en su embestida, fue ovacionado en el arrastre.
"El Juli" pudo cortar trofeo a su primero al que recibió con saludo capotero entre los olés de los aficionados. Y en el que con la muleta estuvo correcto enfrentando a un toro, bravo, noble y que se arrancaba de lejos. Sus muletazos por ambos pitones tuvieron acople, largura y ligazón, pero sin obligar mucho a la res que ya blandeaba. Para concluir con redondos y circulares invertidos que conectaron en los tendidos. Lamentablemente deja una estocada trasera, antes de un pinchazo en buen sitio, y la faena que pudo ser de oreja se redujó a una fuerte ovación, saludada desde el tercio. En el otro, complicado, reservón y que se frenaba en las embestidas no se le noto ganas de imponerse a las dificultades, ni conseguir lucimiento alguno, a excepción de los pases de castigo que instrumentó antes de coger la espada. Tarda a la hora de matar y fue pitada su actuación.
"El Cid" se le vió fuera de toro, sin recuperarse plenamente del percance que le obligó a suspender su temporada española. Pero hay que decir en su descargó que tuvo que bailar con el lote más feo. Su primero manso e incierto y el otro peligroso y sin emplearse que le llegó a coger sin consecuencias, no le dieron opciones para triunfar. Voluntad y deseos hubo a medias en su lote, pero que no fue suficiente para redondear faena. Estuvo desafortunado con la espada y fue silenciada su labor en ambos toros.
Miguel Ángel Perera lució inmenso desde que se abrió de capa. Derrocha valor, entrega total y trasmite a los tendidos su ansia de triunfo. Tiene condiciones para ser figura del toreo y mandar en la fiesta, por lo que sus faenas tuvieron otra dimensión. Estuvo firme y variado con el capote en ambos. A su primero, un bravo toro de vuelta al ruedo, lo recibió con muletazos cambiados por la espalda en el centro del anillo. Para continuar con muletazos de poderoso trazo, en series de seis muletazos por ambos lados sin perder paso, que fueron rematados con el de pecho a pie firme que emocionaron a la concurrencia. Para firmar la faena con una certera estocada que la presidencia premio con una oreja, reservandose el derecho de otórgar la segunda que un pequeño sector pedía. En el último de la tarde, noble y que se dejó, salió a completar su obra, consiguiendo torear despacio, con muletazos profundos, con empaque, torería y perfecta ligazón que fueron jaleados en los tendidos. Para terminar con toreo de cercanías que hicieron vibrar a los tendidos. Después de dejar una estocada ligeramente caída la autoridad le concede una oreja, con fuerte petición de la segunda, que a mi juicio no la merecía.
Foto: Miguel Ángel Perera.
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