La terna de alternantes conformada por el francés Juan Bautista, el español Iván Fandiño, el peruano Alfonso de Lima se repartieron seis orejas, dos ellas simbólicas, tras indulto, y acompañados por el ganadero Santiago Uribe, del hierro de La Carolina, salieron a hombros por la puerta grande del bicentenario coso bajopontino.
Con media plaza en los tendidos se lidiaron seis toros de ganaderías colombianas, cuatro de La Carolina, bien presentados y de buen juego en general, excepto el salido en segundo lugar que no tuvo el trapio reglamentario, siendo cambiado por uno de Achury Viejo, complicado, y uno de San Sebastián de las Palmas, bravo, noble y que tuvo calidad, que fue indultado entre división de opiniones. Pitados el segundo de Achury Viejo y el tercero de La Carolina. Los otros cuatro recibieron palmas en el arrastre.
Juan Bautista estuvo muy torero toreando con solvencia, temple y gusto que le permitieron recibir una sonora ovación en el primero y recoger dos orejas en el segundo que le tocó en suerte, al que le cuajó una faena limpia, de mucho temple y mando. En ambos pudo lucir su torería para ejecutar el toreo clásico y de hondura muy del gusto de la afición de Lima.
Iván Fandiño fue un jabato en la arena, actuando con disposición y entrega. Fue silenciado en el primero al que toreo con empeño y valor, pero falló reiteradamente con la espada. En el segundo salió a por el triunfo desde que se abrió de capa y lo consiguió toreando con firmeza y ligazón. Mató con prontitud recibiendo dos orejas por su labor.
Alfonso de Lima le puso voluntad al primero de su lote que no fue suficiente para cuajar faena siendo silenciado. En el otro salió a por todas, estando valiente y toreando con seguridad, capacidad y vibración ante un toro de San Sebastián de las Palmas que tuvo mucha trasmisión, nobleza y calidad consiguiendo indultarlo, lo que le valió para recibir dos orejas simbólicas.
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