lunes, 5 de diciembre de 2016

TARDE PARA EL RECUERDO PUSO BROCHE DE ORO A LA FERIA DE LIMA


Otra tarde inolvidable resulto la quinta y última corrida de la Feria del Señor de los Milagros celebrada ayer en la plaza de toros de Acho, con un lleno en los tendidos que casi roza el "no hay billetes". Tarde para el recuerdo en que la terna se repartió siete orejas, saliendo a hombros José María Manzanares y Andrés Roca Rey, tras cortar dos y cuatro orejas respectivamente. Mientras que "Morante de la Puebla" se fue a pie despedido entre ovaciones tras merecer un apéndice. Por su parte, el público que se dio cita en la plaza salió muy contento por haber sido testigo presencial de una corrida excepcional que puso broche de oro a la temporada ferial.


Plaza de toros de Acho, domingo 4 de diciembre de 2016, quinta corrida de toros de abono de la Feria del Señor de los Milagros. Con plaza casi totalmente llena se lidiaron seis toros españoles Hermanos García Jiménezdesiguales de presentación, pero que tuvieron nobleza, movilidad y trasmisión, dando buen juego en general por lo que fueron aplaudidos en el arrastre, excepto el deslucido salido en cuarto lugar que fue pitado. El que hizo quinto fue premiado con la vuelta al ruedo, tras petición de indultó no atendida correctamente por la presidencia. José Antonio Morante "Morante de la Puebla", oreja y silencio. José María Manzanares, silencio y dos orejas. Andrés Roca Rey, dos orejas y dos orejas.

"Morante de la Puebla" dejo detalles de su fino aroma.  A su primero le ejecuto una faena muy pinturera con muletazos de buen trazo con temple, torería y gusto que fueron aclamados en los tendidos. Su labor artística y de sentimiento añejo la coronó de certera estocada siendo premiado con una merecida oreja. En el cuarto, deslucido, rebrincado y que se paro pronto, intento hilvanar faena con algunos muletazos de mérito y detalles de torero de duende pero sin el acople y el esfuerzo necesario para cobrar premio. Tras matar de estocada desprendida y descabello su labor fue silenciada.

 José Maria Manzanares estuvo cumbre. Le realizó una bella faena al segundo toro de la corrida, que fue noble y humillado, por lo que sus muletazos tuvieron la virtud del ser ejecutados con suavidad, temple y ligazón. Su artística labor pudo ser de oreja de haber acertado al primer encuentro con el estoque al toro que gazapeaba a la hora de matar. Tras intentar matar recibiendo en dos oportunidades y luego dejar una estocada entera fue silenciado. En cambio en el quinto, un toro bravo y de buen juego, formó un lío grande. El alicantino estuvo soberbio, bordando el toreo de principio a fin y realizando una obra de orfebrería con empaque y hondura rematados siempre al hombro contrario. Citó de lejos y sus muletazos tuvieron la pureza, cadencia y despaciosidad necesaria para que cada uno de ellos resultarán aseados, intensos y eternos. Mato de fulminante estocada recibiendo y las dos orejas fueron paseadas en sus manos tras petición unánime de la concurrencia a los gritos de ¡Torero!, ¡Torero! ¡Torero!.

Andrés Roca Rey estuvo apoteosico. Fue un derroche valor, entrega y ambición para alcanzar las más altas cuotas en el toreo. En el tercero de la tarde anduvo solvente y decidido para ligar templadas tandas de muletazos por ambos pitones intercaladas con la improvisación, la variedad y la capacidad lidiadora reconocida. Labor que fue rematada con un certero espadazo que le valieron para cortar el doble trofeo. En el sexto desde su saludo capotero con las dos rodillas en tierra salió a por todas, a jugarse la vida y ratificar el buen momento por el que atraviesa. La actitud y firmeza que le imprimió a su actuación hicieron que la faena resultará vibrante, emotiva y también con momentos de angustia por las dos volteretas recibidas felizmente sin consecuencias. La entrega desplegada entre los pitones de su oponente a los gritos de ¡Perú!, ¡Perú!, ¡Perú! la remato con una estocada en el sitio entrando bien, por lo que otras dos orejas fueron a parar a sus manos.

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