Toros en el mundo / Martín Campos
Esto a cola de lo que ya todos hemos conocido se dio el sábado reciente cuando la autoridad política, atendiendo expeditivamente una denuncia formulada por miembros animalistas, impidió la realización del Festival Taurino Benéfico en el cual actuaría el matador de toros Joaquín Galdós en la reluciente plaza de toros La Esperanza, de don Tito Fernández.
Con todo lo recaudado en el mencionado festival, se solventaría a modo de ayuda las necesidades del albergue para adolescentes violentadas Hogar Caritas Felices de Lurín, con un monto importante de dinero del orden de los 50 mil soles, sino más.
No corresponde establecer un juicio de valor sobre cual fue la causa por la que se sustentara y ejecutara finalmente dicho impedimento, mucho menos —y esto acaso algunos lo tomen desaprensivamente— buscar una cabeza de turco entre un grupo de trabajo, que, nos consta, se esmeró con mucha voluntad y esfuerzo en sacar el festival adelante.
Como en efecto fue. El festival estuvo —y sigue estándolo— perfectamente organizado, tanto así que, de ser posible, mañana mismo podrían soltarse los toros en el ruedo de la acogedora plaza montada por Tito.
Penoso es lamentar que el sector taurino adolezca de fraternidad. Si no lo hago yo, lo demás no me interesa y, por el contrario, le deseo el fracaso regodeándome en grupitos de wasap. Peor todavía cuando antes no pusieron una letra a favor, sino que prácticamente invisibilizaron el festival.
De cualquier forma, existe la decidida voluntad del matador Joaquín Galdós y del empresario Tito Fernández, en revertir a favor los hechos y poder establecer una nueva fecha —que lo adelantamos— será muy cercana.
La empresa Producciones La Esperanza emitió un comunicado oportuno en la víspera y la respuesta del público adquiriente de entradas fue de respaldado comprendiendo la situación, manteniéndose firme en su expectativa de presenciar el espectáculo ofrecido, sin que casi nadie pidiera hasta ahora devolución alguna.
Por supuesto que toda experiencia es aleccionadora. Saber tomar nota de ello y rescatar lo positivo para volver a intentarlo, es arrear para adelante, crecerse ante la dificultad y sacar ese fondo de casta que estamos seguros aflorará.
No nos dejaremos vencer, de lo contrario habremos sucumbido ante la discriminación y el totalitarismo prohibicionista sentando un precedente nefasto.
¡Los toros son cultura, nuestra cultura!
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