El matador peruano Andrés Roca Rey, el torero nacido en 1996 en Lima, Perú, pero afincado desde hace unos años en la localidad sevillana de Gerena, fue el protagonista del 3er Encuentro Taurino celebrado ayer en el Real Club Pineda de Sevilla (España). Una charla basada en los valores y sacrificios de la profesión, en la evolución de un niño que siempre soñó con ser torero y en cómo se afronta la cima, sin perder la esencia de uno mismo.
Una tarde repleta de anécdotas en las que, Roca Rey comenzó añorando su tierra y trasladándose a su infancia, en la que entrenaba en los parques de su ciudad, pues no había ninguna escuela taurina a pesar de existir una grandísima afición. Resaltó, que esta afición es tal, que incluso en los pueblos de unos 4.000 habitantes, las plazas de toros de 7.000 se desbordan.
En el colegio y en los estudios, nunca fue excelente, sin embargo, alguna formación sí que hizo a través de Internet, pero lo que a él siempre le rondaba en la cabeza, solo era torear y hacerlo cada vez mejor. Por eso, con 14 años y con el empuje de su familia, decide venirse a España tutelado por su 1er maestro, José Antonio Campuzano, quien le inculcó disciplina, sacrificio… valores que lleva dentro y que le han hecho conseguir todo hasta hoy.
Si hay alguna fecha que recuerda especialmente es la tarde que abrió la Puerta Grande de Madrid como novillero y que marcó su carrera. A partir de ahí, comenzó a disfrutar de verdad y como él resalta: “Es muy bonito el momento cuando empiezas a torear como quieres, vas evolucionando… Los toreros no somos actores, somos artistas y por ello, tenemos que buscar la mejor manera de expresar”.
A la pregunta de cómo se prepara Roca Rey un día de corrida, el torero contó que, entre otras cosas, no suele repetir alojamiento en los mismos hoteles, se gestiona los horarios de sueño para levantarse a la hora de comer, realiza algún calentamiento en la habitación y suele ducharse hasta en dos ocasiones. Y eso sí, no come nada de pescado los días previos.
A Andrés Roca Rey, a sus 25 años, le fascina el toreo de salón e incluso ha alquilado una nave cerca de su domicilio para continuar formándose y entrenando. Y si le queda algún sueño inmediato por cumplir, sin duda sería abrir la Puerta del Príncipe de alguna de las dos tardes que le esperan, en la Feria de Sevilla.
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