martes, 21 de marzo de 2017

PECADO NI LUJURIA ES SER CARDENAL TAURINO


Giovanni Cegarra

Hay quienes no saben donde andan parados, ni saben pensar ni opinar y más, cuando no conocen de la materia como es el caso de elementos cuya mente no les da para nada más, han criticado que la Fiesta Brava tenga un Cardenal entre sus aficionados como si fuese pecado ser amante del mundo del toro, como bien pudiese serlo del béisbol, fútbol, voleibol, tenis, natación, etc.

La Fiesta Brava Venezolana y mundial tiene el inmenso honor de contar entre sus aficionados a un Cardenal, a Mons Baltazar Enrique Porras Cardozo, Arzobispo Metropolitano de Mérida, Estado Mérida, región andina venezolana, a mucha honra que tengamos en estos fueros de Dios, a un Cardenal Taurino, pecado ni lujuria es.


En uno de estos panfletos que llaman periódicos, uno de estos mal llamados columnistas, que de ello nada tienen ni creo tengan moral para ello, critica a su Eminencia Cardenal Baltazar Porras por ser taurino, irrespetando su investidura como tal, esgrimiendo argumentos que a la clara deja ver que ni idea tiene del Arte de La Tauromaquia, algo ya característico de los adversarios del toro, total escuchan cantar el gallo y no saben donde.
En la viña del Señor hay de todo y recuerdo que mi difunta madre cuando uno tenía de cerca alguien que no era de buen confiar decía mijo el diablo anda suelto todos los días no solamente en Semana Santa, esos diablos son más diablos que el diablo mismo. Tenía razón hay diablos por todas partes.

Pecado ni lujuria es, ser Cardenal Taurino y buen aficionado que es Mons. Baltazar Porras, como cualquier ser humano que tiene pasión y afición por cualquier actividad o deporte, no como estos elementos de poco monta, cuya pasión y afición es criticar por criticar, darse ego que no tienen, figuración e importancia que no les llega ni a los tobillos, esos que mirándose en el espejo éste se rompe para no reflejar su imagen.

Pues nada, hay quienes deberían estudiar e investigar antes de opinar sobre lo del toro y al que le caiga el guante que se lo plante, lo levante del suelo si tiene vergüenza y moral para ello.

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